Mucho antes de que los fundadores de Apple, Steve Jobs y Steve Wozniak, crearan las computadoras que cambiaron el mundo, eran simplemente dos amigos del vecindario. Y, curiosamente, su primer encuentro fue orquestado por un tercer cómplice, Bill Fernandez, uno de los primeros empleados de Apple.
En una reciente entrevista, Fernandez recordó el momento exacto en que se conocieron en 1971. En ese entonces, él era amigo tanto de Jobs como de Wozniak por separado. Un día, mientras paseaba con Jobs, vio a Wozniak lavando su auto y pensó que era la oportunidad perfecta para presentarlos. Su instinto no falló. Wozniak y Jobs conectaron de inmediato, unidos por su amor a la tecnología y un espíritu travieso. Pronto, la pareja se volvió inseparable, y su amistad fue el catalizador que, años más tarde, dio origen a la icónica compañía.
La Juventud de un Visionario
Fernandez también ofreció una mirada fascinante a la adolescencia de Steve Jobs. Según su relato, los rasgos que definieron a Jobs en su carrera ya eran visibles en la preparatoria. Él y Jobs se hicieron amigos en Cupertino, atraídos el uno por el otro por su mentalidad y su desinterés en las amistades superficiales.
«Ambos éramos nerds, socialmente ineptos, intelectuales, y gravitamos el uno hacia el otro», contó Fernandez. «No nos interesaban las bases superficiales sobre las que otros chicos construían sus relaciones… no teníamos muchos amigos».
Una de las costumbres que marcó su amistad fue la de dar largas caminatas por el vecindario para hablar de «la vida, el universo y todo lo demás». Este hábito, según Fernandez, se convirtió en una práctica distintiva de Jobs en su carrera, quien era conocido por tomar largos paseos para discutir asuntos importantes con sus empleados, demostrando que su enfoque en la conexión humana y las ideas profundas se gestó mucho antes de que Apple se convirtiera en un gigante global.
