Avances en Cáncer: Adiós a la Quimioterapia Tradicional
La quimioterapia ha sido fundamental en el tratamiento del cáncer, pero una nueva clase de terapias dirigidas, los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC), prometen revolucionar el campo. Grandes farmacéuticas como AstraZeneca, Daiichi Sankyo, Pfizer y Merck están invirtiendo miles de millones en estos medicamentos, diseñados para liberar potentes agentes quimioterapéuticos directamente en las células cancerosas, minimizando los efectos secundarios en células sanas.
Aunque los expertos advierten que aún pasarán años hasta que los ADC reemplacen ampliamente la quimioterapia, el progreso es notable. Empresas como AstraZeneca ya ven los ADC como una alternativa precisa a la quimioterapia clásica en ciertos casos, con datos prometedores presentados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) de 2025.
Desde la aprobación del primer ADC en 2000, más de una docena están aprobados en EE. UU. y cientos más en desarrollo. Se estima que los ADC podrían representar $31 mil millones del mercado mundial del cáncer para 2028.
A pesar de los desafíos, como la liberación prematura de la carga tóxica en la sangre, la industria busca soluciones con ADC de próxima generación y nuevas combinaciones. Enhertu (AstraZeneca y Daiichi Sankyo), por ejemplo, está demostrando ser un avance significativo, con ventas que superaron los $3.7 mil millones en 2024 y potencial para cambiar el tratamiento del cáncer de mama. Otros ADC como Adcetris (Pfizer), Padcev (Pfizer y Astellas Pharma) y Trodelvy (Gilead) también muestran resultados prometedores.
Empresas como GSK, AbbVie, Bristol Myers Squibb y Eli Lilly están innovando con nuevos objetivos, mecanismos de liberación y combinaciones, incluso explorando cargas útiles sin quimioterapia. La meta es desarrollar tratamientos más efectivos y seguros.
Expertos creen que, si bien la quimioterapia no desaparecerá por completo, los ADC en combinación con otras terapias se convertirán en opciones de primera línea para una gama más amplia de cánceres sólidos en la próxima década, ofreciendo una estrategia de «doble golpe» al atacar directamente las células cancerosas y potenciar el sistema inmune.